jueves, 6 de agosto de 2009

Roa Busca Roña

DATOS ORIGINALES DE SUBIDA:

Enviado por admin el Viernes, 19 Junio 2009


*por Claudio Díaz

La carta del editor al lector que el jerarca número 2 de Clarín escribe el miércoles 17 de junio bajo el título La memoria de un diario, intenta mostrar al ex presidente Néstor Kirchner como el Rey de las contradicciones ideológicas.

Raro que Ricardo Roa no haya reparado en otros tantos dirigentes de la Argentina que hicieron de las transfugueadas políticas su razón de ser. Por caso, el cafierista-menemista-duhaldista-kirchnerista-macrista Felipe Solá. O la procesista-alfonsinista-delarruista-civista-socialista-conservadora Elisa Carrió. Sin olvidar a la jotapeísta-menemista-aliancista-cavallista-coalicionista Patricia Bullrich.

Pero es natural su reacción. Si Kirchner quiere que en nuestro país se escuche la música de otros instrumentos y no solamente la de los clarines; aquellos tres y casi todo el resto de la clase política son el coro de ángeles del Grupo, sentados en la falda del gran director Magnetto para aprender sus canciones de cuna: “Somos chicos obedientes, creemos en el periodismo independiente…”. O si no: “Néstor y Cristina, pura crispación. Clarín y TN, libertad de expresión…”. Y otras sandeces por el estilo.

Ahora bien, ¿qué autoridad moral tiene Roa para posar como impoluto opinator de la realidad nacional?

¿No es este Roa el que escribía en la revista El Caudillo, financiada por José López Rega?

¿No es este Roa el redactor y editor que durante 10 años, al frente de las secciones de Política Nacional y de Gremiales, cobraba a dirigentes políticos y sindicales para aparecer en las páginas del diario?

¿No es este Roa, “republicano” que despotrica contra los temibles barones del conurbano, el negociador que llama y recibe en su oficina a los intendentes peronistas, con el fin de sacarle avisos publicitarios para los suplementos zonales del Gran Buenos Aires?

¿No es este Roa, atento a la situación social, el que inventó el diario Olé y los propios zonales para hacerle ganar al Grupo decenas de millones de pesos, con redacciones acotadas, periodistas manoseados laboral y salarialmente y decenas de pasantes a quienes se explota durante un año para después ser echados sin contemplaciones?

¿No es este Roa, tan preocupado por los índices inflacionarios y la desocupación, el que por haber servido bien al capanga Magnetto se compró una mansión en Brasil, cerca de Río de Janeiro?

¿No este Roa, paladín de la ética periodística, el que hace negocios con el intendente de Vicente López y el que a su vez permite que Julio Blanck reciba generosos premios por publicarle cosas al progresista y transparente Martín Sabbatella y al conservador feudal José Antonio Romero Feris?

Si a Roa le quedara un poco de vergüenza reconocería que sí, que efectivamente es el mismo que hace algunas décadas guapeaba por las calles de Villa Pueyrredón asegurando que no había peronista como él.

El mismo Roa que en los últimos años se prostituyó como lacayo (muy bien pago, por supuesto) del Grupo Clarín. Y que, parece mentira, habla de tener memoria. Aunque se olvidó de que muchos de los que lo trataron saben muy bien las cosas que hizo para llegar al lugar al que llegó.

Claudio Díaz

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